Una de las víctimas era de Argentina

Sara Mendelson, de 57 años y oriunda de Argentina, vivía en Israel desde su infancia. Su vida se apagó trágicamente este lunes en un ataque armado en Jerusalén. Este ataque no solo dejó a Sara como una de sus víctimas, sino también a cinco personas más, dejando al menos 21 heridos.

El ataque ocurrió en una parada de autobús en Ramot, al norte de Jerusalén. Dos individuos palestinos fueron identificados como los agresores, y fueron abatidos en el lugar por un soldado y algunos civiles que estaban allí. La intervención ocurrió poco después de las 10 de la mañana, y Magen David Adom, el servicio de emergencias, reportó el serio saldo de víctimas.

Entre los fallecidos, Sara se destacó como la única argentina. Ella era parte del movimiento juvenil Bnei Akiva, donde desempeñaba un rol de liderazgo y trabajaba en la gestión de relaciones con las autoridades locales. Según medios locales, estaba en camino a su lugar de trabajo cuando los disparos la alcanzaron, conmocionando a su comunidad.

En el trágico evento, también se reportaron otras víctimas. Entre ellas había un joven de 25 años llamado Yaakov Pinto, un rabino educador en una yeshivá, y varios hombres de distintas edades, algunos falleciendo en el hospital tras llegar en estado crítico.

La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. La policía y el ejército montaron un fuerte despliegue en la zona, asegurando el área y recuperando armas abandonadas por los agresores. El primer ministro Benjamín Netanyahu, presente en el lugar, destacó la intención del Gobierno de tomar “medidas más severas” contra quienes colaboraron en este ataque, reafirmando su compromiso en la lucha contra el terrorismo.

En respuesta a esta enorme tragedia, el Gobierno argentino emitió un comunicado por medio de la Cancillería. Allí se condenó enérgicamente el ataque y expresó una profunda solidaridad con el pueblo israelí, enviando condolencias a las familias de las víctimas, incluyendo a la querida Sara Mendelson. Se reafirmó un fuerte rechazo a toda forma de terrorismo y violencia, defendiendo los valores de convivencia democrática y respeto mutuo.

Este tipo de situaciones nos recuerdan la fragilidad de la paz y la necesidad de fomentar un entorno donde prevalezcan la tolerancia y la convivencia. La comunidad internacional ha demostrado, una vez más, la importancia de unirse contra la violencia y la intolerancia.

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